La ecuación es tan conocida como complicada de alcanzarse con éxito. Los juegos de azar y el dinero (o léase premios económicos) están estrechamente relacionados. Desde siempre. El ser humano siempre se ha sentido atraído por esos designios del azar, por su intento de ejercer un ‘control’ (aunque es imposible) y, obviamente, por el propósito de llevarse una buena suma de dinero. Eso sí, esta relación es tan conocida como complicado de cumplirse, porque en una partida, por ejemplo, de póker, juegan muchos participantes y ganar, lo que se dice ganar, sólo son los elegidos. No todos los denominados juegos de azar son igual de sencillos en cuanto al juego y en el camino hacia el éxito. El póker es un ejemplo de la dificultad de saber jugar y de ser capaces de ganar. El nivel que se requiere es elevado, tanto como para conocerse una amplia terminología, como la varianza.
Dentro del mundo del póker, y como sucede en otros juegos, sean o no de naipes, hay una serie de términos con los que uno debe familiarizarse; en algunos casos, son aspectos sencillos del juego y otros se refieren a situaciones más complejas, aquellas que aparecen en escena cuando subimos el nivel del juego. Cuando hablamos de varianza, y es un término muy ligado a una página de carácter económico, nos estamos centrando en la desviación a corto plazo de nuestra tasa de ganancia durante una serie de partidas. A través de una fórmula matemática, podemos calcular nuestra varianza y saber qué rachas positivas o negativas podremos tener en cuanto a la capacidad de apuntarnos unos premios en metálico mientras jugamos al póker. En este cálculo, entra en juego el aspecto estadístico de los juegos de azar. En este juego de naipes, también sucede, aunque su cuota de protagonismo no es tan elevada como en otras opciones de entretenimiento.
Los cálculos de esta fórmula suelen hacerlas los jugadores que rozan el profesionalismo en el póker. Si nuestro objetivo es divertirnos de manera responsable, seguramente no tengamos que tener en consideración estos aspectos del juego. Si queremos crecer, obviamente, deberemos aprender. Eso sí, hay que advertir que en el póker se puede ganar dinero, porque se mueve mucho dinero, pero no será un camino sencillo. Ya que estamos en una página económica, veamos cómo podemos soñar con conseguir alguno de los grandes premios que se reparten en los grandes torneos de póker y, sobre todo, cuál será el camino para tratar de conseguirlo. Ya advertimos que no será sencillo y que habrá mucha competencia y pocos serán los elegidos para cantar, como suele decirse, victoria.
Las cartas de los millonarios
En torneos de las series mundiales, dependiendo de la cita, pueden moverse sobre la mesa de tapete verde alrededor de los 8 millones de euros, con algunos picos de la varianza hasta 15 millones de euros. El montante de la recompensa al trabajo y el esfuerzo va acorde a la categoría del torneo y los jugadores. No es lo mismo jugar en un casino de la varianza que hacerlo en un casino de una ciudad con escasa tradición con los juegos de azar. Asimismo, también hay que aclarar que ese montante viene, en parte, determinado por los patrocinadores y por la cuota de inscripción que se requiere en determinados torneos. Luego, gracias a las nuevas tecnologías, tenemos otra opción: sin necesidad de salir de casa también podemos aspirar a una jugosa recompensa a nuestro trabajo y conocimientos sobre el póker. La versión online de algunos torneos mueve hasta 4 millones de euros.
Como decíamos, a estas cifras, como, por ejemplo, puede suceder en el fútbol, sólo se acercan determinados jugadores. Eso sí, su nivel es primoroso y porque han invertido mucho tiempo en dominar todos los aspectos del póker. Aquí nos encontramos a nombres como Bryn Kenney (ganancias superiores a los 55 millones de euros); Justin Bonomo (cerca de los 50 millones de euros) o Daniel Negreanu (algo más de 40 millones de euros). ¿Y españoles? También tenemos algún buen jugador, como el caso de Adrián Mateos, aunque sus ganancias son menores (unos 17 millones de euros), pero tampoco nada desdeñables.
Las claves del éxito
¿Y cómo se consigue llegar a estas cifras o, al menos, aspirar a ganar algún otro torneo de categoría inferior? La respuesta no tiene secretos, pues el póker, al contrario de lo que sucede en otros juegos, no está muy relacionado con el azar. Más bien lo contrario. En este juego de naipes se premia el esfuerzo, el conocimiento y los años de experiencia sobre una mesa y tuteando a todo tipo de contrincantes. No hay secretos ni recetas milagrosas. Y no todos los que se dedican a este juego consiguen vivir del mismo. Es complicado, y esto lo podemos aplicar a una versión física del póker y a su nueva y creciente versión online, más orientada a invitar al usuario al entretenimiento y disfrute de un juego milenario.
Aprenderse todos los recovecos del póker conlleva ir a una escuela, practicar durante muchas horas, aprovechar los recursos de la digitalización (ver partidas de los mejores y practicar contra una máquina), y, por supuesto, leer la innumerable biografía que existe sobre los secretos de este juego de cartas. Pero hay muchos otros elementos. No todo es esfuerzo y estudio. Hay que tener una mente ágil, por varios motivos. Lo primero porque debemos plantear una estrategia de juego, la cual podemos vernos obligados a readaptar en función de cómo se desarrolle la partida. Si no tenemos una mente despejada, no lo conseguiremos. También debemos saber controlar y gestionar nuestras emociones. Si se escapa algún gesto de debilidad, este error puede ser aprovechado por los adversarios. Y tener, finalmente, mucha intuición. Al final, el factor humano es clave. A veces, en el póker, hay que arriesgarse, y esto puede darnos una victoria. O saber retirarse a tiempo. ¿Se acuerdan de la fórmula de la varianza? Pues también hay que tener muy en cuenta que, en el póker, como en cualquier otro juego, hay rachas buenas y menos buenas. En cualquier caso, llegar a ser un profesional de este juego es posible, pero no todos llegan a ganarse la vida con miles de euros o dólares.
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